Entre Bilbao y Burgos

Pues eso... fue un viaje entre dos ciudades, Bilbao y Burgos, de sólo 4 días (demasiado corto) y cargado de aprendizaje y cultura para todos.


DÍA 1

Fue un buen comienzo y, en este caso, despertarse a las 6 de la mañana no nos costó mucho. Nuestro viaje comenzó a las 7 en cuanto cogimos el autobús. Unos iban durmiendo, otros escuchando música y otros haciendo nada hasta llegar a la primera parada en A Gudiña. Tras un descanso y la compra por parte de algunos de nueces proseguimos nuestro viaje ya fuera de Galicia. 
Paramos en Palencia, Frómista concretamente, para ver varias iglesias muy bonitas y con mucha historia. 
La primera fue la iglesia de San Martín de Tours en la que un guía nos explico todo lo que aquella hermosa arquitectura escondía. 
Se trata de una iglesia situada en el Camino de Santiago, lo cual le proporciona más importancia.
Nos contó tanto su estructura anterior, una iglesia mucho más grande con muchas más edificios, como las historias que escondían varios de sus capiteles. Debido a las dimensiones de la construcción y de los daños que causaba un peso tan grande había sido necesaria una restauración.
En el interior de la iglesia se encontraba una maqueta hecha antes de la restauración para conocer el aspecto anterior del lugar.
Los capiteles escondían escenas bíblicas, fábulas o simplemente escenas corrientes o motivos vegetales hechos con fin ornamental. Nos explicó tres y el que más me gustó fue el de la fábula de la zorra y el cuervo ya que se podía apreciar claramente el mensaje.





A continuación visitamos la iglesia de Santa María del Castillo en Frómista también. En ella, aparte de sacarnos algunas fotillos, vimos un espectáculo de luces y sonido conocido como Vestigia. He de decir que fue la visita que menos me gustó de todo el viaje.
Cuando terminó la visita comimos la comida que traíamos de casa para después dirigirnos al canal de Castilla. Allí nos explicaron que había sido construido en el siglo XVIII con el objetivo de transportar el trigo fácilmente. Pronto quedó en desuso por la llegada del ferrocarril a la zona.  Era precioso apreciar el paisaje que rodeaba el canal mirando cuesta abajo.











Seguimos nuestro emcionante viaje en autobús hacia Bilbao entre sueños y música de nuevo. Ya por la carretera podíamos apreciar la ciudad en la íbamos a disfrutar muchísimo. Antes de llegar al albergue hicimos una paradita en el mirador de Artxanda. Fue maravilloso poder tener una vista de la ciudad antes de adentrarse de lleno en ella. Se veía el río, el famoso museo, los puentes, el casco histórico... y hasta el Corte Inglés a lo lejos. Y como recuerdo... nos sacamos unas fotillos de nuevo...




Tras esta corta parada llegamos al albergue donde nos instalamos en nuestra habitación tras unos cambios que no nos dejaron muy satisfechos. Después comenzamos a caminar por el casco viejo buscando un lugar donde comprar un cepillo de dientes que yo misma me había olvidado en casa. Después de mucha consulta en nuestro querido Google para encontrar algo donde comprarlo fuimos a cenar. Nuestra idea era probar los Pintxos Vascos para conocer la gastronomía de allí. Tras enterarnos de que no podían entrar en bares menores de edad (aunque nadie hubiera pedido nada de alcohol) hartos de buscar entramos en una pizzería para saciar el hambre.
Al volver al albergue tras largas charlas dormimos profundamente para coger fuerzas para todo lo que aún estaba por venir.

Mañana más y mucho mejor!!!


DÍA 2

Un nuevo día comenzaba y aunque salir de cama costó nuestros estómagos también querían llenarse. Después de un aventura desayunando (no se desayuna con copa y tenedor todos los días) nos preparamos para las actividades programadas.
Salimos del albergue con tiempo suficiente antes de la visita al Guggenheim para ir dando un paseo tranquilo por la orilla del río y poder admirar la arquitectura. Lo que más me gustó del paseo fueron los pequeños comentarios de los profesores sobre lo que veíamos que hacían del camino algo más interesante: el río, los edificios y su arquitectura, curiosidades...
















La visita al Guggenheim la hicimos con audioguía, y menos mal porque si no no sabría interpretar los cuadros. A pesar de que no soy muy fanática de la pintura por lo difícil que me resulta entender lo que quiere plasmar el pintor, me gustó mucho la visita. Lógicamente el tiempo no nos permitió escuchar lo que decía el audioguía de cada cuadro así que optamos por ir escuchando o pequeños fragmentos o sólo de aquellos cuadros que más nos llamaron la atención. Era increíble como lo que yo me imaginaba no tenía nada que ver con lo que el audio nos decía que el autor pretendía plasmar. 
Al salir del museo fuimos a comer y después de mucho tiempo en el que no nos poníamos de acuerdo finalmente optamos por un restaurante de la zona. Comimos a contrarreloj y nos dirigimos rápidamente al punto de encuentro. Allí vimos la escultura del cachorro que aún no habíamos visto.


Nuestra primera actividad por la tarde fue visitar la Alhóndiga, un antiguo almacén de vino muy bien aprovechado en la actualidad. Se trata de un espacio de ocio donde hay una piscina, un gimnasio y diversas actividades. Me llamó mucho la atención la decoración y la arquitectura del edificio y sinceramente me encantó. Cada columna de una forma, color y material, poco luminosidad, una piscina que se podía observar mirando hacia el techo... cada cosa era más impactante.
Allí nos sacamos una foto con la columna que más nos gustaba y otra mostrando la perfecta combinación de nuestra locura con el cansancio.








Tras esta inminente visita nos dirigimos a Getxo por poco tiempo ya que cruzaríamos el puente colgante hacia Portugalete. Nos contaron que el puente había sido un gran avance en su momento ya que el transporte desde una orilla a la otra se había mejorado inmensurablemente. También nos dijeron que el puente había sido "retocado" alguna vez más tras su construcción.
 A pesar de los primeros nervios por estar tan alto (yo creo que lo peor era el ascensor) nos lo pasamos genial todos arriba y no nos arrepentimos nada de haber subido. Para volver a Getxo, donde estaba el autobús, cogimos el transbordador que nos devolvió en pocos minutos al lugar.




Volvimos al albergue, recorrimos un poco las calles del centro y cenamos... En ese momento me di cuenta de que al día siguiente marchábamos hacia Burgos, que ya había pasado gran parte del viaje y... que yo no había comprado ningún recuerdo.

Al volver y, después de ducharnos y charlar, nos fuimos a dormir...

Mañana más y mejor!!!



DÍA 3:

El jueves el día comenzaba con un horroroso madrugón. Desayunamos, recogimos y emprendimos el viaje hacia nuestro segundo destino: Burgos.

Lo primero que hicimos fue visitar el parque arqueológico de Atapuerca. Un magnífico guía nos explicó como habían evolucionado las herramientas, como producían fuego, como cazaban, como dejaban su huella en las cuevas... Además nos dejó ser partícipes de ello dejándonos probar todo después de habérnoslo explicado.

Al término de estas actividades fuimos a ver el yacimiento nosotros mismos. Primero nos equipamos con un casco y comenzamos a ver la primera sima. Tuvimos la oportunidad de ver en total tres: la Sima de los Elefantes, la Gran Dolina y la Sima de los Huesos. Allí nos hablaron de Miguelón, de la cantidad de huesos que se habían encontrado, de como se había hallado el yacimiento, de la importancia de este a nivel mundial...




Fue una visita muy interesante aunque el cansancio a veces impidiera estar atentos al 100%.

Después de comer visitamos la Cartuja de Miraflores. Un guía nos explicó cada cosa que veíamos lo cual nos ayudó a comprenderlo todo. Nos contó también la rutina de los Cartujos lo cual nos sorprendió a todos. 

A continuación visitamos la Catedral de Burgos. Aunque ya había estado allí me pareció preciosa, sobretodo por dentro. El guía nos fue explicando el arte que estábamos contemplando conforme nos movíamos por el interior de la catedral. La charla me gustó aunque al final se me hizo un poco aburrida por el cansancio acumulado de toda la excursión.


















Una vez acabada la visita nos dejaron tiempo libre para admirar la ciudad. Aprovechamos también para buscar un sitio para cenar.










Al llegar al hotel, después de una ducha y varias charlas nos fuimos a dormir...

Mañana más y mejor!!!



DÍA 4:

El último día comenzó y todos estábamo un poco tristes. Después de recoger todo, nos fuimos al Museo de la Evolución Humana.

Allí pudimos ver todos los huesos encontrados en el yacimiento de Atapuerca, visitado el día anterior. Vimos mandíbulas, dientes ínfimos de insectos, a Miguelón... En la segunda planta, vimos una representación del barco de Darwin, un cerebro muy bien conservado y una exposición de cada especie donde se podían apreciar perfectamente las características de cada una de ellas y la evolución de manera gradual. Esto todo no me llamó mucho la atención porque ya lo había visto el año pasado.

Tuvimos la suerte de ver una exposición temporal de microscopios.

Seguimos nuestro viaje en bus y al acabar de comer visitamos la Villa Romana de la Olmeda. También fue muy interesante lo que se nos explicó acerca de la forma de vida en aquel lugar.




 Después de largas horas en el bus nuestro viaje, por desgracia, había llegado a su fin.

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